«¡Eh, tú! ¿Qué canción escuchas?»
De esta manera tan directa interpela Tyler Culler a los neoyorkinos que se cruzan en su camino. El resultado: un curioso mapa musical de las calles de Nueva York; la banda sonora muda de La Gran Manzana. Lo vemos:
Como método de encuesta resulta más creativo que efectivo. Sin embargo ha suscitado en mí una serie de preguntas:
- ¿Es posible predecir los gustos musicales de una persona en función de su aspecto, hábitos, relaciones o educación? Parece evidente que en el caso de las tribus urbanas es bastante sencillo aproximar estos gustos. Pero en los albores del siglo XXI disponemos de mucha más información. Los locales que visitamos, los conciertos que presenciamos, las revistas, libros y música que compramos, las noticias musicales que comentamos o compartimos en nuestras redes sociales… Todas estas pistas sobre nuestros gustos pueden estar diseminadas por La Red en forma de bits, a la espera de que alguien las recolecte y organice. Y de hecho así está siendo. ¿Pertenecemos todos, de una u otra manera, a alguna tribu urbana? [1, 2].
- Aunque no podamos predecir los gustos musicales, ¿es posible medirlos directamente? También parece que sí, y de manera muy sencilla. Toda la música que consumimos a través de Internet deja un rastro de nuestros gustos. En iTunes lo saben, y han creado una red social ad hoc para potenciar el aspecto más musical de nuestra vida social (o el más social de nuestra vida musical, que tanto monta). Además, iniciativas como el Proyecto del Genoma Musical o MeeMix utilizan algún tipo de clasificación de la música que consumismos para, a su vez, clasificarnos a los consumidores. Esta información es utilizada por empresas como Spotify para ofrecernos una publicidad más ajustada a nuestro perfil.
- Yendo un poco más allá, y suponiendo que podamos conocer los gustos musicales de la gente. ¿Se puede inferir otro tipo de conocimiento a partir de esta información? ¿Están relacionados los gustos musicales con otros hábitos, gustos o capacidades? Hay quien ha encontrado relaciones entre nuestros gustos musicales y nuestra personalidad, mientras que otros estudios (mucho menos científicos) aseguran que los fans de Radiohead son más inteligentes que los de Beyoncé. En cualquier caso existe una correlación entre nuestro estado psicológico y la música que tendemos a consumir.
[1] Bart Bonikowski. Ecology of Taste:A Dynamic Analysis of Musical Genre Preferences, 1982-2002. 2010. (enlace a pdf)
[2] Chon, Slaney, Berger. Predicting success from music sales data– a statistical and adaptive approach. 2006. (enlace a pdf)
Música Digital
Muy interesante Luís! «Me Gusta» «+1» o como quieras! 😛