Era previsible. Si es que se veía venir. Con tanta tecnología, tanto gadget, y tanto robot, las funciones primarias del ser humano sobre la cierra se acercan a un final inevitable. Y si no que se lo pregunten a Jerry, un perro salchicha que se las apaña para jugar sin necesitar de nadie más.

No está claro si algún día las máquinas dominarán el mundo. Lo que es seguro es que nos harán más inútiles.