Esta mañana se dejó caer en mi pantalla el siguiente vídeo. Se trata de un concepto de packaging de la londinense Vitamins Design Ltd.. Han tenido la interesante ocurrencia de transformar el contenido en el continente, utilizando el manual de inicio rápido de un teléfono móvil a modo de embalaje.
Las ventajas de este parto mental son múltiples:
- El diseño del embalaje y los distintos libritos que lo acompañan se simplifica, al reducirse el número de elementos que lo integran.
- El propio proceso de unboxing guía al nuevo usuario en el proceso de iniciación y configuración del teléfono.
- Se induce un motivo adicional para sonreír en el poseedor del nuevo terminal.
- Vitamins Design Ltd. han conseguido que yo y los dos o tres lectores de este blog les conozcan y les guste lo que hacen —al menos a éste que escribe—.
Tanto me ha gustado la idea que se me ha ocurrido pensar que aunque los amigos de Apple se empeñan en que usemos su iPad hasta en el cole, algunos opinen que el libro en papel está muerto, y otros se afanen desde hace años en tomar posiciones en el nuevo mercado de la lectura digital, tal vez todos ellos estén equivocados. A lo mejor el libro en papel no está muerto. A lo mejor es que estaba de parranda…
Así que he hecho una pequeña búsqueda por la Red, con el afán de encontrar especímenes de libros de papel que confirmasen científicamente mi teoría. Y he dado con algunos.
Lo primero que he encontrado son implementaciones más o menos artesanales del viejo icono del libro hueco ocultando una botella. Algunos han sabido explotar la idea para comercializar envoltorios de regalo (dejo aquí la idea, ahora que se aproxima San Valentín), y aunque se puede comprar ya hecho, existe algún tutorial de cómo destripar con tus propias manos el tocho de «Guerra y Paz» —para disgusto de Tolstói— y así esconder dentro el iPod. Hay recopilatorios de ideas de cómo transformar tu biblioteca en objetos alucinantes, y los más frikis han sido capaces de ocultar entre las hojas de papel las tripas de un reloj digital. Los usos creativos de los libros son virtualmente infinitos; algunos de ellos tremendamente artísticos e incluso escultóricos.
Os dejo a continuación algunos de los vídeos que más me han gustado, y que tienen como protagonista al vídeo. La principal conclusión que saco: con un poco de paciencia, una pizca de gusto e imaginación, algo de tiempo y una buena biblioteca —o no tan buena, si piensas descuajaringar el libro— la técnica del stop motion nos puede servir para construir un vídeo publicitario de primera. De esos que se clavan en tu pupila, vaya 🙂
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