Estos días ha sido noticia la adquisición por parte de Amazon de la empresa Kiva Systems, especializada en la automatización de almacenes mediante pequeños robots autónomos de color naranja (aquí podéis leer la nota de prensa que comunica el acuerdo alcanzado). Para hacerse con el control de la compañía robótica Amazon deberá desembolsar 775 millones de dólares.
La noticia ha causado gran expectación entre la comunidad robótica mundial, demasiado acostumbrada en los últimos tiempos a recortes presupuestarios en contra de la investigación y el desarrollo, pero optimista al descubrir que aún quedan empresas dispuestas a seguir apostando por la modernidad y el progreso como herramientas para mejorar la propia eficiencia en tiempos adversos.
De hecho, esta inversión representa casi toda una necesidad para el gigante de Internet, que ha visto cómo a causa del incremento de su volumen de negocio los costes logísticos se han incrementado un 9% durante el último año. Resulta evidente que en un entorno tan competitivo como el del sector del comercio electrónico, incluso los más grandes —o más bien precisamente por este motivo, su gran tamaño— se ven obligados a la continua mejora y a la reducción constante de costes innecesarios con el objetivo invariable de optimizar la eficiencia en sus procesos internos. No sería de extrañar que la misma empresa que revolucionó en su día el incipiente universo del comercio electrónico con procesos e interfaces con el cliente innovadores, estuviera también destinada a revolucionar la gestión de almacenes.
Para comprender mejor el beneficio que la adquisición de esta tecnología puede suponer para Amazon, conviene observar primero cuál es la actividad que actualmente tiene lugar en el interior de las decenas de almacenes que posee distribuidos a lo largo de 3 continentes. Veamos por ejemplo el siguiente vídeo del centro de distribución de Milton Keynes, en UK, uno de los 9 existentes en este territorio, con una superficie total de 46.500 m2 (el equivalente a unos 4,5 campos de fútbol):
Como la periodista dice, esta instalación llega a emplear durante las Navidades a 2.500 personas, que recorren el interior del almacén como si de un hormiguero se tratara, lector de códigos de barras en ristre, buscando los artículos solicitados por el comprador. Sorprendentemente, la mercancía parece estar dispuesta en las estanterías sin ningún orden aparente. Esta imagen se repite en todas y cada una de las decenas de almacenes de Amazon. En este otro vídeo se muestra con algo más de detalle el proceso logístico interno de estos almacenes, que pasa indefectiblemente por el tránsito de los operarios a través de un laberinto de pasillos, en busca de la estantería que contiene el producto deseado.
A pesar de que los almacenes de Amazon están parcialmente automatizados —al menos con la presencia de cintas y rodillos transportadores, y algunos vehículos de carga—, me ha llamado la atención que no cuenten con métodos más sofisticados. Durante dos años he enseñado a estudiantes de la Universidad Carlos III algunas de las tecnologías empleadas en la automatización de almacenes. Los robots de Kiva son uno de los ejemplos más novedosos de AGVs que les mostraba, y ciertamente parecen llenar un hueco entro estos —los Vehículos de Guiado Automático— y los ASRS —Automated storage and retrieval systems—. Se parecen a un AGV en tanto en cuanto son vehículos capaces de desplazarse de manera autónoma por el interior de una instalación transportando algún tipo de carga; y se acercan a los ASRS en tanto que la carga que transportan son estanterías completas de productos, poniendo en movimiento el propio sistema de almacenamiento, habitualmente estático. El lector interesado seguro disfrutará viendo algunos de los vídeos que en YouTube ilustran el funcionamiento de AGVs y ASRS.
Veamos ahora en qué consiste la propuesta robótica de Kiva Systems:
Comparando este vídeo con el anterior resulta fácil apreciar el cambio de paradigma. Se trata de mantener al operario estático, mientras la mercancía gira en torno suyo en una suerte de danza mecatrónica perfectamente coordinada. Los fundadores de la compañía (Mick Mountz, y los profesores Peter Wurman y Raffaello D’Andrea) resaltan como ventajas evidentes del sistema el aumento de velocidad en el transporte de las mercancías y la perfecta coordinación de sus movimientos, comandados por una unidad de control central, mejorando así la productividad, velocidad, precisión y flexibilidad del sistema en su conjunto.
Pero para Amazon, la inversión vale todos y cada uno de los 775 millones de dólares invertidos por muchos otros motivos:
- Es una inversión estratégica, pasando no sólo a utilizar los servicios, sino a poseer el 100% de una compañía que ya está ayudando a otras empresas competidoras como Toys «R» Us, Office Depot, o Zappos —este vídeo muestra cómo Zappos se beneficia de los servicios de estos pequeños robots butanitos—.
- El gigante minorista prosigue así su conocida estrategia en la que no solamente desarrolla tecnología para consumo interno, sino que lo hace pensando en su futura explotación vía comercialización a terceros —estoy pensando aquí en la amplia gama de Servicios Web de Amazon, que sin lugar a dudas fue uno de los primeros gérmenes del Cloud Computing tal y como hoy lo conocemos—.
- Amazon conseguirá aprovechar de manera más eficiente el espacio en sus almacenes, haciendo innecesarios muchos de los interminables pasillos o al menos permitiendo una redistribución del espacio interno.
- Los costes asociados al consumo eléctrico de los nuevos trabajadores naranjas —esclavos incansables sin salario ni seguros…— serán seguramente compensados por los ahorros energéticos en acondicionamiento térmico e iluminación.
Dos últimos apuntes para completar esta entrada:
- Precisamente a comienzos de este mes, el Instituto Fraunhofer para el Flujo de Materiales y la Logística (IML) hacía público que está trabajando en el desarrollo de un producto muy similar al ofrecido por Kiva Systems. Se trata también de pequeños robots autónomos —denominados Multishuttle Moves®— orientados a la automatización de almacenamientos. La diferencia entre estos —de color amarillo— y los nuevos trabajadores de Amazon radica en que, mientras estos últimos están gobernados por una unidad de control central, los investigadores del IML trabajan en dotar a estos enjambres robóticos de una inteligencia colectiva, evitando así la necesidad de un control central y buscando un comportamiento colectivo emergente de las interacciones y comunicaciones entre los diferentes integrantes del grupo. A esta técnica se la conoce habitualmente como swarm robotics, y en principio ofrecería múltiples ventajas respecto del control centralizado en cuanto a robustez, flexibilidad y escalabilidad general del sistema en determinadas circunstancias. No hay que perder de vista a estos alemanes.
- Hace pocos días The Robots Podcast publicaba una entrevista al profesor Raffaello D’Andrea, uno de los fundadores de Kiva Systems, en la que habla tanto de su tarea investigadora como de sus primeras impresiones sobre la multimillonaria adquisición. D’Andrea es profesor de Control y Sistemas Dinámicos en el ETH Zurich.
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