Leo en el blog de gadgets de WIRED, que un anciando residente en Burleigh Heads (Australia), se ha quitado la vida utilizando un robot que él mismo fabricó. Al parecer pasó bastante tiempo en internet investigando la mejor forma de construir una máquina que le permitiera acabar con su vida. Por lo que se ve, encontró los planos necesarios. Comprar el material y montarse el invento seguramente fue cosa de coser y cantar. Se ingenió un rudimentario robot asesino, que era capaz de disparar hasta cuatro balas contra su cabeza una vez activado (aquí está la noticia completa).
Esto me ha hecho pensar (tampoco mucho, no os creáis… no es un tema agradable) sobre el polémico asunto de la eutanasia. ¿Sería la robótica una «solución»? Quiero decir… parece que no es complicado montarte un cacharro que te vuele la tapa de los sesos pulsando un botón. Claro que parece más cómodo y rápido apretar tú mismo el gatillo, si es que tienes la pistola a mano. Pero lo del botón parece como más aséptico, y hacen falta menos huevos para apretarlo en el momento clave.
Y si es fácil hacerse uno mismo el «terminator«, ¿qué sucederá cuando tengamos a nuestra disposición robots fácilmente programables, que obedezcan nuestras órdenes a voluntad? No nos engañemos, las tres leyes de la robótica son un invento de un señor que escribía ciencia ficción. La primera ley es una chorrada como un pino, de la que se deben de cachondear en muchos departamentos de defensa de muchos países desarrollados un día sí y otro también.
¿Será la eutanasia robótica un servicio más ofrecido por los hospitales de un futuro, tal vez no muy lejano? ¿Será la manera de liberarse de la responsabilidad ética, ofrecerte la posibilidad de comprar o pagar por los servicios de un robot «terminador de vidas»? Da mal rollo pensarlo, y mejor lo vamos a dejar aquí. Simplemente se me había ocurrido. Ahí queda.
Una puntualización, para terminar. A pesar de que en todas las informaciones se refieren al invento asesino como «robot», no parece el término más adecuado. No hay una definición única para robot, pero algo en lo que coinciden casi todas, es en que un robot ha de ser algo «programable», capaz de ejecutar diferentes tareas a voluntad de una mente externa que le transfiera las instrucciones oportunas en cada caso, o como consecuencia de un razonamiento interno. Lo que ha hecho este señor, no parece muy diferente de colocar la pistola apuntando a su cogote, y atar una cuerda al gatillo.
Actualización
Cinco días después de publicar aquí esta noticia, apareció esta máquina que permite suicidarse a pacientes terminales. La máquina sería capaz de aplicar una inyección de cloruro de potasio al paciente, simplemente pulsando un botón.
Hipotéticamente, sería posible en un futuro prestar o alquilar este dispositivo a pacientes terminales que así lo solicitaran. Según sus partidarios, ceder el uso de esta máquina a una persona en plena posesión de sus facultades físicas, no sería más ilegal que cederle el uso de un cuchillo de cocina. El paciente sería el encargado de colocar la aguja, cargar la dosis que le fuera indicada, y pulsar el botón.
Deja una respuesta