Está en la calle. No se habla de otra cosa. Es la primera gran novedad desde el lanzamiento de soitu.es a finales del año pasado. Mario Tascón tiene un pastón (40 millones de euros) para lanzar un nuevo medio de comunicación digital.
Como este post es algo largo, y el tiempo es oro, puedes leer los antecedentes o saltar directamente a «la chicha».
Antecedentes
Algunos puntos en común con el proyecto de Gumersindo Lafuente:
- Han montado un blog, en el que irán contando sus progresos e ideas (al igual que hizo soitu.es)
- Cuelgan sus fotos en flickr, para que veamos con nuestros ojos cómo les van las cosas (aquí está el álbum de soitu.es)
- En cómodos plazos van publicando sus «10 razones para leer un medio online» que, por si no quedan suficientemente claras, vienen ilustradas con dibujos de conejos y subtítulos en inglés (algo similar a lo que hizo soitu.es con sus 10 mandamientos).
Todo muy ‘cool’ y muy 2.0 por el momento, y poco más que comentar, ya que otros blogs se han encargado de ir anunciando algunos detalles, y a google os remito. Simplemente quería dejar aquí escritas algunas reflexiones que me han surgido tras leer esta anotación de Javier Martín en Loogic. En ella he leído la palabra «prepotencia» y, curiosamente es la misma impresión que me causó a mí esta mañana leer en el blog del proyecto esta frase:
Somos el equipo de Dixired, un grupo de gente que viene de sitios diversos aunque comparte el mismo objetivo: crear el grupo más importante de comunicación en Internet. Sin complejos, con convicción.
Por otra parte, me ha llamado la atención este comentario en la misma anotación:
Mario Tascón, estamos hablando del tipo que se fue de El Mundo a El País. Dos datos. Primero a partir de su marcha El Mundo lo tomó Gumersindo Lafuente y lo convirtió en el sitio más importante de noticias de la web en español. Segundo, en El Pais lo cerró y lo hizo de pago obligatorio durante unos tres años, creo. El sitio se hundió en tráfico y les costó sangre, sudor y lágrimas rectificar. Vamos, un gurú exitoso, por favor.
Y ahora viene la chicha de este post
Sucede que en los medios de comunicación digitales, como en internet, y como en cualquier actividad en esta vida, hay gente cuyo mayor mérito (no necesariamente el único) es haber estado en el lugar adecuado en el momento oportuno. En los últimos años hemos contemplado cómo los medios de comuicación tradicionales iban volviendo su mirada hacia el mundo digital. Al principio lo hicieron temerosa y recelosamente, con el recuerdo aún fresco de lo que fue la Burbuja.com y el batacazo que muchas empresas interneteras se pegaron. Pero en tiempos recientes han acelerado el paso, animados por los buenos resultados económicos de algunas experiencias (como los 5 millones de euros de beneficio para elmundo.es en 2006), y por una demanda creciente de esta nueva manera de entender la información.
El panorama ahora es radicalmente distinto. El uso cada vez más generalizado de internet dentro y fuera de los hogares, la proliferación de la internet móvil, las redes inalámbricas, el boom de la blogosfera, o la calidad creciente de los contenidos multimedia, entre otras mil razones, hacen que la información, presentada y organizada en páginas web que te acompañan a todas partes, sea más rica y atractiva que nunca. El papel, por el contrario, es algo del pasado: es incómodo, antiecológico y hay que pagarlo en el kiosko.
Y lo más importante de todo: el lector ahora es partícipe del proceso de construcción de la información. Desde un simple blog cualquiera puede compartir con el mundo el conocimiento que tiene sobre un determinado tema, o simplemente divagar escribiendo sobre algún hecho o situación que le preocupe (como hago yo ahora mismo). Y los más alucinante, ¡es que hay retroalimentación! Otros te leen, están de acuerdo o discrepan contigo, y además te pueden hacer llegar de vuelta su opinión sobre lo que has escrito. Y eso engancha, y mucho.
Y es que los «señores del papel» se han dado cuenta de que algo ha cambiado en el mundo. Al igual que Copérnico nos mostró con su teoría Heliocéntrica que no era la Tierra lo que ocupaba el centro del universo, ahora los simples mortales, que pagamos rigurosamente cada mes nuestra cuota de conexión a internet, hemos descubierto que somos el verdadero centro de la información. Podemos participar activamente en el proceso de contar historias, en la actividad de transmitir noticias y en la experiencia de opinar sobre lo que leemos. Todo a un clic de distancia.
En este giro anti-copernicano (no es el grande quien ocupa el centro, sino el chico) de los medios digitales vamos a estar todos. Y ya no será sólo que los grupos editoriales invierten unos cuantos euros en una «página web» más o menos decente, volcando directamente contenidos del papel, o generando información nueva con un diseño más o menos atractivo y cuco. Ahora comenzarán a apostar con inversiones cada vez mayores, y temas de diseño, usabilidad, y técnicos pasarán a tener una importancia creciente.
Así que el Sr. Tascón no estará solo, ni será el único en el juego. O al menos eso quiero pensar. Está bien plantearse metas elevadas, y unos cuantos millones de euros ayudan bastante. Pero para todo en esta vida es necesaria la humildad, así como rodearse de un buen equipo (se hable o no siempre de la gente que hay detrás currando, se mencionen o no sus nombres y apellidos, y se reconozca o no la originalidad de las ideas, que no siempre surgen de la mente de la cabeza visible). Yo, frente a la declaración de intenciones del equipo de Dixired, me quedo con estas palabras de Gumersindo Lafuente cuando lanzó su experimento (con el que un día de estos me tengo que meter un poco…):
Queremos crear una redacción con discurso propio y merecer un número de lectores suficiente como para empezar a ganar dinero en pocos años.
Pues suerte a todo el mundo.
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