De piedra me he quedado al leer esta noticia en ElPais.com: Espasa.com retiró ‘los plagios’ de la Wikipedia 45 minutos después de su publicación. Otros medios se han hecho eco; en 20minutos.com se lo preguntaban hace unos días, mientras que en elmundo.es lo afirman hoy mismo: Espasa plagia a la Wikipedia.
La cosa viene de hace algunos días. Alguien descubrió que determinadas biografías, se parecían mucho entre la versión proporcionada (previo pago) por la conocida enciclopedia española, y la que de manera gratuita ofrece Wikipedia. En concreto, uno de los autores del artículo sobre Baltasar Gracián fue quien descubrió el pastel.
Este es un tema importante. Antes, cuando el conocimiento sólo podía transmitirse previa impresión, su flujo estaba mucho más controlado. Además su reproducción era bastante más compleja (y cara) y por tanto menos frecuente. Recuerdo cuando bajaba a hacer fotocopias de la enciclopedia de casa (alguna de ellas) para meter alguna foto en un trabajo del cole…¡no en todas partes te fotocopiaban libros! Yo tenía algunos remordimientos, pero los trabajos me quedaban tan chulos… Hoy día, cualquiera te copia un párrafo del blog y lo pega en otro lado.
Se han pasado, ¡y mucho!
Siendo estrictos, lo malo no es copiar como dice el título del post. Lo malo es copiar y no citar la fuente, y además transmitir la obra bajo una licencia diferente a la empleada en su creación. Espasa se ha pasado tres pueblos, al vender este contenido de manera tan ruin. La licencia copyleft que utiliza Wikipedia, no prohibe utilizar su contenido con fines comerciales (tal vez lo uses para publicarlo en papel, y por tanto incurres en unos gastos de impresión que puedes querer recuperar, o adornarlo con un diseño del que te quieres beneficiar, o tienes que pagar por un alojamiento web en el que cuelgas la información en su estado original, o adaptado…), pero prohibe estrictamente añadir condiciones a la licencia, o emplear medios técnicos para obstruir o controlar la lectura o copias sucesivas de las copias distribuidas.
Así que mal por copiar Espasa, a la que en los tiempos que corren ya sólo le quedaba agarrarse a su prestigio, pero peor aún por ser tan cutre, y por incumplir con los términos de una licencia, o no vigilar por que así se hiciera. Y tienen el papo de vanagloriarse de la «garantía Espasa« con frases como:
El usuario de la Gran Espasa Universal cuenta con la seguridad de disponer de los mejores contenidos seleccionados con el rigor, el aval y la garantía de la editorial más prestigiosa en obras de consulta, Espasa, sinónimo de calidad, buen hacer y fiabilidad.
A mí personalmente me da pena que haya pasado algo así con una enciclopedia de ese prestigio (que yo, por cierto, poseo). Es un cagadón. Y peor: han quedado como unos ladrones.
Y, ¿qué hacer contra tanta copia?
Afortunadamente, existen soluciones, si no para evitarla, sí para detectar la vil copia. En el caso de textos, una simple búsqueda en Google suele bastar para encontrar al copión. Sobre todo, teniendo en cuenta que este buscador es capaz de indexar documentos flash, PDFs y, desde hace poco, incluso documentos escaneados utilizando para ello OCR (reconocimiento óptico de caracteres). El problema es que en este caso necesitamos buscar el párrafo completo cuyo plagio sospechamos. Está claro que en el caso de textos largos, esto es impracticable y absurdo.
En el caso de imágenes, audio, o incluso vídeo la cosa se complica un poco más… Quizá la solución más ‘técnica’ sería la basada en la utilización de huellas digitales, que permitirían la identificación de los archivos y su rastreo a través de internet. Soluciones sencillas, como las marcas de agua sobre imagen o vídeo, además de resultar bastante molestas, son en general más sencillas de eliminar. Parece que no existe una solución universalmente eficaz contra estas malas prácticas. Por tanto, lo mejor es la educación y el fomento de un comportamiento que respete un poquito más el trabajo ajeno. ¡Que hay much@ list@!
Así pues, si queremos evitar que cada autor se convierta en un policía, que cual sabueso se dedique a rastrear la web buscando copias no autorizadas de su propia obra, la solución parece pasar por el desarrollo de una cultura digital que nos sirva de guía y patrón de conducta en los nuevos tiempos que nos ha tocado vivir. Otra solución podría ser la utilización de comisarios digitales que velen, no sólo por la calidad de los contenidos en internet, sino también por que este tipo de prácticas sean evitadas. Aunque no veo yo ser humano capaz de enfrentarse a esta tarea; si algún día vemos comisarios digitales, estos serán máquinas.
Otro caso práctico
Tomemos como ejemplo estas fantásticas carátulas cd CD y DVD, creadas por Juanje Gómez. Una simple búsqueda en Google nos ayuda a encontrar algunas otras webs que incluyen la misma imagen. Luego, utilizando el buscador TinEye encontramos algunas otras que también la contienen.
En la mayoría de las ocasiones se ha obrado correctamente; reconociendo la autoría y enlazando a la web donde se encontró el material (aquí, aquí, aquí, aquí, o aquí). Desafortunadamente, en uno de los blogs no sólo no se menciona al autor original, si no que el autor ha subido incluso la imagen en alta resolución a su propio alojamiento (cosa innecesaria si se hubiera enlazado el origen del material). Curiosamente, este último autor afirma que sólo los telecos y algún informático entenderán el dibujo (es que, claro, son tan listos…).
Más sangrante aún es el caso de esta guía para orientar una antena parabólica, copiada sin piedad aquí y aquí, en algún caso con el objetivo de lucrarse. Muy mal, y muy cutre.
Pues eso: Copiar por copiar mal. Copiar sin citar peor. Copiar sin citar y por lucrarse por el morro peor aún. Y copiar sin citar y por lucrarse, y además echando por tierra el propio prestigio, el peor de los peores.
rosanalpz
¿Y de verdad los autores de Espasa pensaban que nadie se iba a enterar? Se han cubierto de gloria.
Luis
Han sido un poco simples… yo creo que hoy día cualquier persona busca información 1) en Google 2) en wikipedia 3) en cualquier otro medio que tenga a su alcance. Además parece que no es un único caso.